miércoles, 29 de abril de 2015

Langur (Semnopithecus entellus)





No importaron todos mis viajes anteriores, desde que tomé la decisión de ir a la India me asaltaron las dudas. ¿Qué tantos mendigos habrá en las calles? ¿Cómo me impresionarán las multitudes? ¿Encontraré los animales que voy a buscar?
A mi llegada a Delhi, no encontré mas mendigos de los que había en Montevideo hace diez años, la gente me impresionó mas por su tranquilidad que por estar en todas partes y vaya si encontré los animales que fui a buscar. Durante mi primer día en el campo vi mas animales de los que pensé podría llegar a ver en un mes y uno de ellos fue el Langur común o  Langur Hannuman, llamado entelo en la Enciclopedia de los Animales. Antes de verlo, quedé impactado por el gigantismo del monumento al Dios Hannuman que había sobre el techo de un templo cercano a mi alojamiento en Delhi. Este dios tiene mucho de humano, pero su aspecto es mas bien el de un langur debido a la forma de sus labios y a su larga cola. Me pregunté que tanto lo venerarían y la respuesta la fui teniendo durante todo el viaje, porque Hannuman resultó ser el dios predilecto de gran cantidad de gente que traté. No había que preguntar, simplemente las preferencias de cada uno quedaban a la vista en las estampillas, collares, estatuillas y colgantes de los taxis, camiones y rickshaws, templetes ante las casas, etc.


El langur común es el primate mas simpático del subcontinente indio. Es bastante arborícola  desplegando gran agilidad en las copas, pero muy frecuentemente anda por el suelo, donde suele pasar mucho rato. Anda en tropas y como siempre pasa en los monos, los juveniles dedican buen tiempo a jugar. Estando en el Parque Nacional Bhandavghar, India, una vez pasé un rato entretenido mirando jugar a tres jóvenes, o mas bien niños langures. Los descubrí al notar que el ruido que producían a caer sobre el follaje siempre provenía del mismo lugar, cosa que obviamente no sucede cuando la tropa de monos va avanzando. Estaban jugando a tirarse unos encima de los otros, en perfecto orden: ahora me tiro yo sobre uno de ustedes dos, luego tu sobre nosotros dos y luego tu sobre nosotros dos. Una y otra vez, al que le tocaba  caer sobre los otros hacía el mismo recorrido: daba un salto desde la rama flexible donde estaban, picaba sobre una rama algo mas gruesa y con el impulso obtenido llegaba a un tronco seco, el que trepaba hacia arriba unos tres metros asiénsose con pies y manos. Desde allí se lanzaba sobre la rama frondosa donde estaban esperándolo los otros dos. 

Son muchos los simios muy ágiles entre las ramas, pero los langures comunes ofrecen un espectáculo diferente y que no he visto en otros monos al galopar. Muchas veces los vi espantarse, o mas bien quizás, jugar a estar espantados, y emprender  en tropel al galope. Como son bastante grandes y de patas largas, realmente logran galopar con elegancia de caballos. A veces exageran mucho los movimientos al saltar bastante alto antes de volver a caer sobre las patas traseras primero y enseguida con las delanteras a lo que se agrega que llevan su larga cola arqueada hacia adelante, con la punta cercana a sus cabezas. Al verlos galopar así, mirando con frecuencia hacia atrás y haciendo algunos de ellos cabriolas, es imposible no creer que se diviertan mucho al hacerlo. 


En el Parque Nacional Bardia, Nepal, estando a la espera de que un tigre fuera a abrevar, una vez vi como un langur macho se adentraba con precaución en un río, (donde había cocodrilos palustres) mirando una y otra vez a cada lado al dar los primeros pasos en el agua. Primero anduvo erguido, constituyendo una rara visión, porque al principio me costó identificar de que animal se trataba. Luego pareció mantenerse caminando hasta que ya ni en puntas de pie lograba hacerlo y después se lanzó a nadar. Salió a la otra orilla triunfante y sin mucho apuro y se sentó a esperar que el resto de su tropa lo siguiera. Pero pasó mucho raro, el sol comenzó a bajar y debí abandonar la escena sin saber si el pobre tuvo que regresar o si fue seguido por los demás.
Es muy conocido el mutualismo existente entre el langur común y el ciervo axis o chital. Ambos tienen muy buena vista, a lo que se agrega el olfato del chital y les sirve para avisar uno al otro la presencia de tigres y leopardos en la zona. Los guías de naturaleza en India y Nepal están siempre atentos a los sonidos de alarma de estos dos animales y cuando oyen alguno de los dos permanecen buen rato quietos y en silencio para intentar ver al tigre o leopardo que anda en las inmediaciones. El ciervo axis obtiene otro beneficio del mencionado mutualismo al situarse bajo los árboles donde comen los langures, ya que éstos, como buenos monos que son, dejan caer  muchos trozos de fruta, los que son inmediatamente comidos por los ciervos.


Una de las visiones mas lindas de la vida silvestre del subcontinente indio, es para mi, ver una familia de langures en una muy característica actitud: Estando todos trepados sobre una gruesa rama horizontal se sitúan todos mirando en la misma dirección y con mucho contacto físico, donde cada individuo queda mas o menos recostado en el siguiente de atrás.


 El langur es uno de los monos cuyas hembras suelen cargar a sus bebes bajo su vientre. A primera vista tal posición parece riesgosa para la cría, porque queda muy próxima a las ramas cuando la madre se lanza de una a otra, pero por otro lado queda muy protegida al estar entre los cuatro miembros de su progenitora. En mi hospedaje cercano al parque Nacional Kanha, había mucha vegetación y era el punto elegido por una familia de unos quince langures para pernoctar cada noche.
Estos langures parecían disfrutar mucho del ruído que producían desde el alba, al lanzarse desde los árboles hacia el techo de lata de mi cabaña.

viernes, 24 de abril de 2015

Gibón ( Bunopithecus hoolock)








Hollongapar Gibbon Wildlife Sanctuary, Assam, India , 2015.
El Estado de Assam, situado en el Noreste de la India, aparece mencionado varias veces en algunos de mis viejos libros de animales como si se tratara de un país. Y realmente es muy distinto a gran parte de la India. En cuanto a la gente, las caras que uno ve recorriendo Assam  mas parecen de Tailandia. Y en cuanto al paisaje, se trata de una llanura donde hay alta densidad de población, pero que se mantiene muy verde, con árboles dispersos, cañaverales, viviendas de paredes de caña cortada y entrelazada, arrozales, cabras y búfalos por doquier.
Hay varias poblaciones aisladas de gibones Hoolock, y decidí buscar a estos simios en el santuario  Hollongapar dado que era de relativamente fácil acceso, por estar situado a cinco km del poblado Mariani, ya casi en la frontera con el estado de Nagaland.
El Santuario tiene 2100 hectáreas y se trata de una llanura cubierta  de selva cuyo verdor llamó un poco mi atención puesto que  aún seguía la estación seca. Llegué a las catorce horas, en principio no la mejor para apreciar los animales silvestres, pero sin embargo fue justo a tiempo para encontrar una familia de gibones !antes de que se aprontaran para dormir!
No bien comenzamos a andar por el sendero, noté que había algo negro y bastante grande sobre un árbol, levanté los binoculares y confirmé que había encontrado a mi primer gibón.
Estaba sentado, con las piernas colgando y tenía un brazo estirado hacia arriba asiéndose de una rama. Me acerqué y recién al hacerlo noté que a pocos metros de él (el pelaje negro es atributo masculino en los gibones Hoolock) había una hembra, de color beige y que ésta abrazaba un crío, que era bastante grandecito, de tres años de edad, según dijo mi guía y ya ostentaba el pelaje negro. Pocos momentos después comenzaron a moverse en el ramaje y yo a sorprenderme observándolos.


A diferencia de casi todos los demás primates, los gibones no saltan de una rama a la otra lanzándose al vacío con las cuatro patas hacia adelante. Al caer sobre el follaje, el común de los monos genera un sonido que es de los mas típicos y a la vez de los mas generalizados en las selvas, oyéndose en las de América, África y Asia. Pero el desplazamiento de los gibones es muy diferente y se le denomina braquiación: se van tomando de las ramas con una y otra mano manteniendo el cuerpo colgando y las piernas algo recogidas, lanzándose brevemente al vacío casi todas las veces que cambian de mano, pero con el impulso suficiente para llegar al próximo asidero. Ese acrobático desplazamiento resulta  muy espectacular, tanto por la rapidez con que lo efectúan, como por la precisión de sus movimientos.
Esta familia de tres miembros (lo normal entre los gibones, dado que no forman grupos), en pocos segundos me demostró como podían desaparecer casi sin hacer ruido. El macho se irguió, dio unos breves pasos sobre la rama en que estaba sentado y luego comenzó el característico desplazamiento de braquiación. Lo extraordinario de esto es la gran rapidez con que el animal debe ir identificando las ramas de las que debe tomarse para no caer desde la gran altura a la que se desplazan. Al principio se movió en forma mas o menos recta, pero al llegar a cierta rama, no se asió firmemente de ella, sino que la tomó para girar con el impulso que traía , cambiando rápidamente de dirección. También en cierto momento caminó erguido y con rapidez  sobre una rama gruesa, manteniendo los brazos abiertos y en alto para hacer equilibrio y luego se tiró hacia abajo para volver a lanzarse de una rama a la otra con una y otra mano.


En pocos momentos la hembra y su cría quedaron semiocultos en lo alto de un árbol, pero el macho siguió un poco mas, ocultándose en el ramaje de uno separado de ellos por mas de cincuenta metros. Eran las tres de la tarde y ya no tendrían mas actividad por ese día. Mi guía aseguró que duermen catorce horas. De paso diré que esa región de la India no cuenta con la verdadera hora solar y por ende, a las tres de la tarde del reloj serían en realidad mas de las cuatro.
Al regresar a mi alojamiento situado en una aldea y quitarme los zapatos, descubrí que mis medias estaban muy manchadas de sangre. No me dolía ni ardía nada, simplemente unas sanguijuelas se introdujeron en mis zapatos mientras caminaba y su glotonería acabó con sus vidas.
Esa noche ululó un autillo oriental  ( Otus sunia): Tu’ turrr. Lo hallé en el interior del follaje de un árbol que había en la casa de enfrente a donde me hospedaba. Un leve sonido también provenía de lo alto de otro árbol y al iluminar hacia arriba con la linterna descubrí unos zorros voladores ( Pteropus giganteus) que se alimentaban de sus flores.


A la mañana siguiente volví al Refugio con la esperanza de poder oir los gritos matinales de estos monos. Justo antes de entrar se cruzó en nuestro camino una pareja de faisanes Kalij, cuyo macho es negro, copetón y de cara desnuda y roja. Debido a la lluvia de la noche, la selva lucía mas verde y había charcos de agua en el sendero. La lluvia también facilitaría nuestro desplazamiento o mejor dicho, aumentaría la posibilidad de ver animales, dado que la abundante hojarasca ya no produciría el ruido de la tarde anterior que delataba nuestra presencia.
Oíamos el canto de muchas aves y al pasar por los claros encontrábamos muchas mariposas, algunas muy grandes, la mayoría de rápido vuelo. Mis favoritas fueron la mariposa Common birdwing (Troides helena) de 17 cm, negra, con las alas inferiores amarillo limón y la Paris peacock (Papilio parís) de 12 cm, negra, coluda y de alas inferiores azules.


Caminamos unos diez quilómetros siguiendo los senderos mantenidos por el santuario y anduvimos ciertos tramos por senderos de elefantes silvestres, donde había muchas huellas y  bosta de ellos. Primero vimos un gibón macho y luego una hembra con su bebé. A eso de las nueve de la mañana comenzaron a vocalizar los gibones, quizás tres familias a la vez, pero lamentablemente se hallaban lejos y si bien caminamos hacia ellos siguiendo un sendero, no nos fue posible acercarnos lo suficiente. Por momentos callaban y luego seguían vocalizando otros grupos en otra dirección, lo hicieron hasta mas o menos el mediodía. Volvimos a encontrar otra familia de gibones, esta vez compuesta por cuatro miembros: el macho, una hembra con una cría beige y otro macho, muy posiblemente un hijo anterior que ya estaba por independizarse.
La selva tenía muy altos árboles, helechos arborescentes y enredaderas .Una vez mas me detuve a apreciar los tonos fascinantes que producen los rayos de sol que bajan de las copas en la hojarasca, en las plantas menores , en los hongos, los termiteros, los troncos caídos cubiertos de musgo y sobre la tierra pelada.
Una voz bastante potente, algo humana, pero como emitida en falsete repitió varias veces : ¨Ge-ko, Ge-ko¨. No lo podía creer, aquello no necesitaba de explicaciones: un gran geko develaba el origen del nombre de esa interesante familia de saurios. ¿Dónde estará? Pregunté. En lo profundo del hueco de algún tronco. Me contestaron.

lunes, 20 de abril de 2015

De viaje

Estimados lectores:
Acabo de regresar de un viaje de dos meses por La India, Nepal y una escapadita a Bután.
Fuí en busca de nuevos avistamientos de los seres que de niño veía en La Enciclopedia de los Animales y tuve la suerte de encontrar a muchos.
Con los relatos de mis encuentros con esos animales en sus diversos paisajes podré seguir contribuyendo con esta propuesta que me he hecho de compartir mis mas ricas experiencias de viajero.