domingo, 10 de mayo de 2015

langur Nilgiri y langur de capucha



Langur Nilgiri  (Trachypithecus johnni ), langur de capucha (Trachypithecus pileatus)


La muy sinuosa y angosta ruta que va de Kochi, en la costa del Sur de la India, a Kumily, en la falda de los montes Western Ghats, no tenía ciento cincuenta metros sin presentar una curva cerrada. Los bocinazos, tan propios de los conductores indúes, anunciaban el pasaje de cada vehículo en cada curva. Quizás algunos fueran oídos al ser mas fuertes que la música imperante en cada camión, auto y en el bus en que me transportaba.
Transitamos por hermosos paisajes de montaña, que me recordaron los de la selva atlántica brasileña. Dominaba la Selva Malabar, que se extiende como una angosta franja en suroeste de la India y que constituye uno de los hot spots mas importantes del mundo.
En cierto feliz momento, la ruta se hizo mas angosta aún  y comenzamos a transitar bajo la sombra de enormes árboles y vegetación muy verde. Árboles magníficos, de muy gruesos y cilíndricos troncos, salvo los higuerones, que eran los mas grandes que había visto hasta entonces y desee que ese paisaje continuara hasta el Parque Nacional y Reserva de Tigres Periyar.


Durante casi todo el viaje de seis horas, las plantas epífitas lucían marchitas, dado que era plena estación seca, pero en la última hora comenzaron a aparecer en su plenitud, claro indicio de que la Selva Malabar es siempre verde.
Me dirigía a Periyar en busca de varias de las especies endémicas de animales, y con la mirada, desde la ventanilla busqué la presencia de monos, sin lograr verlos.
Kumily, el pueblo situado a las puertas de Periyar estaba rodeado de cultivos de café de sombra, quizás el mejor uso del suelo para el lugar, dado que el  país tiene mil ciento cuarenta millones de personas. En ese tipo de cafetal, el café ocupa o forma el sotobosque, en tanto que se mantienen casi todos los árboles de gran porte y por ello, para el poco obsevador, el cafetal de sombra pasa por selva virgen.
Al alba fui despertado por los gritos fuertes, aunque nada estridentes, puesto que eran como un ulular, de algún simio. Pregunté cual lo produciría y me dijeron que eran los langures Nilgiri.
Decidí ir a buscarlos y luego del amanecer  salí a caminar por una plantación de pimienta y café que comenzaba a sesenta metros de mi alojamiento.  El primer mamífero que vi fue una ardilla gigante Malabar, de mas de un metro de largo, luego, sobre unos árboles un grupo grande de macacos de bonete y a cien metros de ellos mi primer grupo de Langures Nilgiri. Negros, con pelo largo y gris en la cabeza, eran muy evidentes al estar sobre un árbol casi pelado, al que le comían sus brotes. Estos langures son por completo arborícolas y mucho mas desconfiados que los comunes. En días subsiguientes vi muchos grupos mas, pero raramente se dejaron acercar a menos de 15 metros y eso cuando se sentían protegidos por el follage que se interponía ante nosotros. Por eso no pude obtener ni una sola fotografía mas o menos buena de estos monos que me parecieron un poco enigmáticos. Si bien eran abundantes dentro del área protegida y alrededores, se trata de una especie muy cazada puesto que se cree que su sangre tiene propiedades medicinales. Había leído sobre eso, pero también me lo dijo un niño que se me juntó cuando observaba ese, mi primer grupo de estos langures. Mientras los observaba me contó como debía hacer yo para usar la sangre de uno si algún día tenía problemas de salud. 


Los langures de capucha se parecen un poco a los comunes, pero si bien tienen un tinte grisáceo en las partes superiores, mas oscuro sobre la cabeza, en la inferiores presentan un color que varía entre el amarillento, el naranja y el dorado según las poblaciones. La cola de los machos es casi negra en su tercio distal.
Se trata de una especie también muy arborícola y por tanto la mayoría de las veces pude descubrir la presencia de grupos de estos monos debido al sonido que producían al lanzarse desde unas ramas a las otras.  Los encontré en varios parques nacionales del Estado de Assam, en la India. También tuve la suerte de poder visitar el Parque Nacional Royal Manas en Bután y observé que allí estos langures tienen las zonas ventrales de un color dorado intenso, debiendo fijarse uno muy bien de que especie se trataba porque a primera vista parecían langures dorados, otra especie casi endémica de ese país. Lucían hermosos sobre ramas horizontales en muy altos árboles situados sobre las empinadas laderas boscosas que bordean al espectacular río Manas, que nace en el Tíbet y transporta sus muy claras aguas rumbo al anchísimo Bramaputra.


 Al igual que pasa con los demás langures, también los niños langures de capucha parecen dedicar mucho tiempo a jugar a cazarse unos a otros, a pelearse amigablemente, y a lanzarse unos sobre otros, habiendo siempre alguno un poco ofendido luego de un rato de jugar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario