domingo, 28 de diciembre de 2014

Colobo de Abisinia (Colobus guereza)





Monte Elgon. Kenya, agosto de 2010.
Traspasamos la apretada vegetación de acacias parasol y nos adentramos de un momento a otro en el oscuro bosque de montaña.
Éste  estaba compuesto por árboles de hasta cincuenta metros de altura, entre ellos grandes cipreses y  las mas altas Euphorbias que he visto, lo que daba a ese bosque la apariencia de ser una mescolanza de floras. A los pocos minutos de haber entrado en la espesura,  se manifiesta repentinamente un inesperado movimiento de blancas figuras difusas a media altura en el ramaje. Unas van hacia arriba, otras hacia abajo cayendo en diagonal, alguna se aleja. Al aquietarse me doy cuenta de que ese despliegue lo constituyó un grupo de los espectaculares colobos  de Abisinia, también llamados guereza y también colobos blancos y negros.

Foto: Krissie Clark

No lejos de allí había un ejemplar macho solitario que lucía muy bien su hermoso pelaje. Se desplazaba en cuatro patas sobre una rama horizontal de un  gomero, desde cuyas ramas caían gruesas raíces que las afianzaban al suelo. El enorme árbol no solamente era el mas alto de los alrededores sino que ocupaba una gran superficie.
Estos colobos eran de la subespecie que habita los bosques nublados de las montañas del Este de África, para mi la mas hermosa, dado que su pelo es muy largo y tupido. Es observando la cola que más fácilmente puede diferenciarse de los colobos que habitan la selva de llanura, porque los de montaña la tienen totalmente blanca y es mas pomposa.
En la oscuridad del bosque, el negro de sus cuerpos había pasado casi inadvertido, llamándome la atención las amplias zonas blancas de largos pelos, especialmente llamativos en la banda que recorre el borde de sus espaldas y en su espesa cola.
Supuse que por pura casualidad había tenido la suerte de encontrar a estos magníficos monos, que siempre consideré los mas hermosos del mundo, pero es una especie común y volví a verlos muchas veces.
Por la ruta entre Monte Elgon y Kakamega cruzamos varios chicos que vestían túnicas blancas de muy ligera tela, algunos de ellos tenían las caras pintadas de blanco. Uno llevaba una piel de colobo guereza extendida sobre su espalda y un rato después pasamos a otro que la llevaba sobre su cabeza.  Algunos de ellos iban trotando a pasos exageradamente abiertos y eran perseguidos por grupitos de personas, sobre todo mujeres jóvenes que se burlaban de ellos.

Foto: Krissie Clark

Esos chicos estaban pasando por el ritual de la circunsición. Al preguntar por que tenían pieles de colobos, me dijeron que era porque la disposición de la franja de pelos blancos de la espalda de esos monos se parece a la forma del glande del hombre y debía ser usado durante el ritual.
Algunas veces, la existencia de parques nacionales fronterizos entre dos países logra mantener una importante superficie protegida. Tal es el caso en la frontera del Congo y Uganda a la altura de los Parques Nacionales Virunga y Queen Elizabeth, donde la superficie protegida es muy grande y se disfruta de extensas vistas donde reina el África salvaje.
Cruzaba esa frontera a pie y al transitar por el corto puente sobre el Río Ishasha, poblado de selva en sus márgenes, divisé un colobo guereza que, sentado sobre una rama, me miraba con gran interés. Me detuve, lo saludé y emitió unos sonidos agudos. Inmediatamente las ramas se movieron y quedaron a la vista ocho ejemplares mas.
El río era muy angosto, pero como suele suceder, cada tanto se ensanchaba en lagunones en los que había decenas de hipopótamos. Recorriendo al mediodía uno de los tramos mas angostos del río, que estaba bendecido por la fresca sobra que proporcionaban altos árboles, noté que un árbol tenía algo así como frutos  blancos, alargados, con forma de bolos que colgaban de las ramas mas tupidas. Me fui acercando, hasta que me di cuenta de que esos ¨bolos¨ eran peludos y constituían las colas colgantes de un grupo de colobos que dormían la siesta. Quise retirarme sin perturbarlos, pero los monos oyeron mis pisadas en la hojarasca y esa bella escena se deshizo, saltando  monos en todas direcciones. Una vez mas pude ver el hermoso efecto que hace el largo pelaje de los colobos guereza cuando saltan hacia abajo. Durante la caída, los largos pelos  blancos de la espalda se despliegan y junto con el grueso pompón blanco de la cola crean un espectáculo breve, pero que es de las cosas mas lindas de ver en la selva africana.

Foto: Krissie Clark

Otra especie de colobo de pelaje negro y blanco es el colobo de Angola ( Colobus angolensis), especie que tiene una distribución bastante  amplia en África tropical.
Por la ruta que va de Arusha a Dar es Salaam se pasa por muy interesantes paisajes. A nuestra derecha pasamos los montes Usambara cuyas paredes abruptas tenían una verde vegetación boscosa que contrastaba con el pardo amarillento de la sabana. A nuestra izquierda y por horas, tuvimos la Meseta Masai. Mirando en lontananza pensaba en lo maravilloso que era que un lugar así pudiera continuar siendo salvaje ya bien entrado el siglo XXI.


 Colobo de Angola, acuarela

Al pasar por la selva marginal del Río Wami, vimos varios colobos de Angola que estaban sentados sobre unas ramas que se proyectaban un poco sobre la carretera. Me llamó la atención la extraordinaria largura de los mechones de pelos que saliendo de sus hombros llegaban a cubrir buena parte de sus brazos. Su cara negra estaba bordeada de blanco, sobresaliendo amplios mechones de tupidos pelos blancos en sus mejillas. Mi acompañante me comentó que había hecho muchas veces ese tramo de la ruta pero que era la primera vez que los veía. La observación de los animales en libertad tiene algo de lotería, con la diferencia de que se gana con mucha frecuencia.

J.C.Gambarotta Gerona


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