Parque Nacional
Manuel Antonio, Costa Rica, 1997
Manuel Antonio es un pequeño, pero muy bello parque nacional
que está situado sobre la costa del Océano Pacífico.
La ruta, extraordinariamente llena de pozos que tomamos desde Carara, comenzó con pintorescos
paisajes tropicales, donde alternaban selva, casitas, bananos y cebúes. Luego,
la escena se hizo monótona al aparecer a ambos lados extensas plantaciones de
cocoteros y bananas, viéndose muy poca gente. Debimos pasar por varios puentes
que necesitaban mantenimiento, puesto que sus tablas se movían con al pasar el
bus y amenazaban salirse de su posición.
Bajamos en Quepos, que era un pequeño
puerto y allí tomamos otro bus para recorrer los últimos siete kilómetros. Dejamos
el bus muy cerca de una playa donde había música, sombrillas y barcitos. Caminamos unos cientos de metros
por la arena y al llegar a la desembocadura de un arroyito que desaguaba un
manglar, debimos quitarnos el calzado y subir a un bote que por suerte
encontramos allí, dado que había comenzado la marea alta y el desaguadero
estaba profundo. Ya del otro lado agradecimos la existencia de esa mínima
dificultad que presentaba ingresar al parque nacional, porque el ajetreo y su ruido habían quedado atrás y la mañana
recuperó la armonía propia de los espacios naturales.
Al poco rato de haber llegado a la administración del
parque, aparecieron doce monos ardilla,
llamados monos tití en Costa Rica, puesto que es la menor de las especies de
simios de ese país. Se trataba de la subespecie S.o. citrinellus endémica de la región costera del Pacífico Central
del país y por tanto casi endémica del Parque Nacional Manuel Antonio,
considerando que casi todo el resto de su distribución ha sido muy modificado.
Estos hermosos monitos, aparte de contar con los ¨lentes¨
claros propios de los monos ardilla, que bordean sus ojos, presentaban un
llamativo color leonado en sus flancos.
Se mostraban muy interesados en recorrer las ramas cercanas a las oficinas del
parque y permitieron que me acercara hasta a cinco metros de los que estaban mas
próximos.
Al ver su simpatía comprobé el por qué se los buscaba para ser
mantenidos como mascotas, cosa que lamentablemente contribuyó a que pasaran a
la lista de especies en peligro de extinción. Manuel Antonio es un parque
nacional muy chico y ojalá la gente entienda que los monitos tienen derecho a
existir en paz, tanto dentro como fuera del parque, en las áreas arboladas que
aun quedan.
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